Homenaje a figuras ya desaparecidas del mundo del cómic en España:...
Annemarie Schwarzenbach, en sus 34 años de vida realizó viajes a...
casadepoe tiene la ambición de un espejo y los contornos de un poliedro:...
Mucho se ha escrito sobre la ciudad de Sevilla, sobre su belleza...
En esta edición se rescata del olvido la segunda serie de apuntes para...
Un fugitivo vestido de sacerdote perseguido por el ejército y la policía...
Entre abril y mayo de 1934, Manuel Chaves Nogales acompañará a una...
Hay muchas reflexiones sobre las diferentes causas que han llevado a la imposibilidad de mantener la tragedia como forma de expresión literaria en nuestro tiempo. El ejemplo más famoso es el libro The Death of Tragedy (La muerte de la tragedia) de George Steiner, aparecido ya hace más de cuarenta años, con la segunda guerra mundial aún fresca en la memoria.
Una historia de padres desaparecidos, de hijos abandonados a su orfandad y de los sustitutos que buscaron. Los hijos de los que aquí se trata fueron pintores, y juntos desarrollaron un gran proyecto artístico en el que una imaginación apasionada por la antigüedad les llevó, una y otra vez, al problemático territorio de la filiación y la herencia.
A finales del siglo XIX se fraguan una serie de cambios que afectan a la vida cotidiana y que cristalizan en la pintura finisecular a través de la imagen de la mujer. Ésta se convierte en protagonista de los nuevos ámbitos que atraen la atención de los artistas: la intimidad familiar, el mundo del trabajo, la moda, la relevancia social, los bajos fondos o...
Los fundamentos teóricos de los textos de estética del pintor Ramón Gaya, unos de los más desconocidos y reivindicables del pensamiento español contemporáneo.