LPL
Nuevo producto
Annemarie Schwarzenbach, en sus 34 años de vida realizó viajes a diversos lugares del mundo que dieron como fruto una serie de lúcidas reflexiones sobre los pueblos, las personas y los paisajes. La sensibilidad de su visión y la perspectiva de lo exterior como algo propio, alejada de los tópicos del escritor occidental, resultan fascinantes.
Leer en pantalla AQUÍ
Advertencia: ¡Últimos ejemplares en inventario!
Disponible el:
Invierno en Oriente Próximo. Diario de viaje
Annemarie Schwarzenbach, en sus 34 años de vida realizó viajes a diversos lugares del mundo que dieron como fruto una serie de lúcidas reflexiones sobre los pueblos, las personas y los paisajes. La sensibilidad de su visión y la perspectiva de lo exterior como algo propio, alejada de los tópicos del escritor occidental, resultan fascinantes.
Leer en pantalla AQUÍ
Enviando, espera por favor...
¡Tu pregunta ha sido enviada! Te contestaremos tan pronto como sea posible.
¡Lo siento! Ha ocurrido un error enviando tu pregunta.
Invierno en Oriente Próximo. Diario de viaje
Annemarie Schwarzenbach, en sus 34 años de vida realizó viajes a diversos lugares del mundo que dieron como fruto una serie de lúcidas reflexiones sobre los pueblos, las personas y los paisajes. La sensibilidad de su visión y la perspectiva de lo exterior como algo propio, alejada de los tópicos del escritor occidental, resultan fascinantes.
Leer en pantalla AQUÍ
Recipiente :
* Campos obligatorios
o Cancelar
Autor/a | Annemarie Schwarzenbach |
Dirección | Juan Cuartero Otal |
Prólogo | Epílogo de Rocío Rojas-Marcos |
Traducción | Juan Cuartero Otal |
Descripción física | 11,5 x 18 cm. 188 p. |
Año edición | Sevilla, 2018 |
ISBN | 978-84-939102-7-3 |
Editorial | La Piedra Lunar |
El viaje narrado en “Invierno en Oriente Próximo. Diario de Viaje” comienza en 1933 cuando parte hacia Estambul. A lo largo de los siguiente siete meses viaja por Turquía y Siria, Líbano y a Palestina, Iraq e Irán. Durante este viaje acumuló experiencias decisivas para su formación, ya que dio sus primeros pasos como arqueóloga, reportera y fotógrafa, además de escribir con asiduidad y aprender árabe.
Annemarie Schwarzenbach pertenece a esa postrera estirpe de aventureros que, aun impulsados por un ilustrado afán cartográfico, parecen en el fondo peregrinar en busca —más o menos desesperada— de las claves y señas de una geografía íntima. Si Schwarzenbach se mueve en los exiguos márgenes que a la verdadera aventura concedía un mundo exhausto, explotado y cuartelado, hollado hasta el último confín, su periplo geográfico y literario traspone los límites de una hechizada visión occidental, del sueño heredado de un Oriente galante. En este sentido, interpretó de un modo más profundo las tierras por las que viajaba y pasó por alto los tópicos estereotipados que caracterizaban el orientalismo occidentalocentrista que invadía las artes desde mediados del siglo XIX.
Claro que cabe imaginar a este «ángel devastado» —según la motejó con afecto Thomas Mann— hallando en el camino momentos para la dicha, pues como afirma Magris «en cada viaje existe por lo menos un fragmento de sur, horas tranquilas, abandono, fluir de la ola».
La suya es una voz solitaria aun cuando viaja en compañía y resulta notable su clarividencia ante los fenómenos del pasado siglo: el estado de la renaciente Turquía o el temblor de la Alemania de entreguerras. Este viaje —que se inscribe en una odisea particular que la llevó por Norteamérica y Rusia, por el Congo y Persia, y que acabó en un fatídico accidente de bicicleta durante un tranquilo paseo por su Suiza natal— tiene algo del vuelo nostálgico de aquellas grullas de Hölderlin que viajaban en pos de un mar antiguo cuyas coordenadas más tenían que ver con el espíritu que con un preciso emplazamiento arqueológico.